ANDARIEGO SEDUCIDO



Rompen en burbujas de espuma
con forma de tirabuzones que solfean
el ir y venir; como los vehículos que
circulan por el betún de la urbe.

El oleaje rompe su estribillo
sobre la arena mojada que barre la huella
del caminante embelesado; alejado
de la anterioridad y atraído por 
lo paradójico, por la profundidad
del movimiento.

Repetidamente se escucha el canto
de sirenas en la brisa salada. Un coro
de gaviotas; cometas que surcan el aire
y acompañan al andariego seducido.

Diez pececillos chapotean la senda
del camino de los pies que caminan
sin aparente dirección, sin destino,
solo camino. 

El paisaje dibuja los misterios
que hacen brillar los ojos del ánimo,
cuando la luz del sol, refleja el resplandor
de los colores sobre el espejo del mar.
El infinito es una línea en el horizonte.

Viajero en el espejismo, caminante
embelesado, andariego seducido.




Alejado de la anterioridad
y atraído por lo paradójico, solo camino.
El infinito es una línea en el horizonte.


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