¿Qué culpa tiene un niño?

Ciertamente incierto es el futuro,
como lo es el presente, incluso el ahora
puede sorprender con lo inseguro,
que es sorpresa ingrata, o dichosa, a veces.
¡Tanto, cuánto esfuerzo derrochado!

Desgraciados que se excusan en su desgracia,
para caer en sus propias defecaciones
del infortunio tosco, vulgar, analfabeto...
¡Tristes necios, colgados patanes!

Mediocres de aparente clase, empleados adictos
al sistema que les gobierna y maneja, a cambio
de vender su alma, por un "Estatus de Fachada".
¡Paladines a sueldo, egocéntricos fantasmas!

Minoría selecta de psicópatas diabólicos.
Lo tenéis todo, pero no poseéis nada.
Lo sabéis todo, y no sabéis nada.
Ungidos de odio, oscuridad, locura, salvajez...
¡Repugnantes asesinos!

Todo es negocio, oficio, vicio, fanatismo.
Y la tropa a su rutina, al rito patético de lo suyo.
Creyentes de los - Cínicos - de sonrisa artificial.
Mentirosos que susurran cuentos, y en nombre
de la "libertad" abusan, atormentan
y ejecutan... ¡Tanta, cuánta hipocresía!
¡Cuánto miserable!

¿Qué culpa tiene un niño?
¿Qué culpa tienen los cordiales,
los sociables, los sensatos, los humanos?
¿Qué culpa tienen aquellos que quieren vivir
en paz, que quieren vivir en su albedrío?
¿Qué culpa tiene un niño?

El ambiente apesta a engaño, cuando la verdad
se asoma desde aquella esquina, con cuidado
que no la vean los usurpadores de ella,
los estafadores, los malvados que la someten
al destierro de ojos y oídos... al destierro del - Ser -.

Nos pisotean, nos manejan, nos envenenan,
nos esclavizan, nos torturan y matan...
Hipnotizados a la doctrina inventada por ellos.
¡Santa Biblia de corderos!

Arriba no solo está el cielo, están ellos:
"los inconformistas, los desobedientes, los indomables...
los justos". ¿Y nosotros? nada, nada hacemos.
Incierto es el futuro, como lo es el presente,
incluso el ahora... ¿Qué culpa tiene un niño?

Todo es negocio, oficio, vicio... 

el ambiente apesta a engaño.

¡Santa Biblia de corderos!